
Carolina y Codi
boda en la playa de Tarará
Organizar una boda en la playa como esta, en el entorno natural y apartado de Tarará, fue tan desafiante como inolvidable. Una ceremonia frente al mar con un altar de bambú, una decoración bohemia con muebles antiguos y lámparas de fibras, y un servicio gourmet servido sobre la arena. Pero, sobre todo, una historia de amor entre dos amigos que decidieron sellar su historia justo ahí, donde el mar lo hacía todo más significativo.
Caja en blanco
No te prometo una vida perfecta, pero juntos, creo que podemos lograr algo parecido.
Con esa frase terminaron los votos, pero con ella podríamos empezar a contar esta historia.
Una boda en la playa, en Tarará, con la emoción a flor de piel y un diseño pensado para que cada momento se sintiera como en casa: auténtico, cálido y lleno de detalles.
Preparativos con sabor y vista al mar
Con el Malecón de fondo, los preparativos empezaron como empiezan las buenas celebraciones: con risas, brindis y la mejor compañía.
Él, junto a su corte, brindó con chupitos de ron. Ella, con sus amigas, prefirió el tequila. Cada grupo en su espacio, pero ambos con la brisa del mar entrando por las ventanas.
Hubo nervios, sí, y esa emoción alegre de lo que está por pasar. Así arrancó esta boda: a todo sabor, y con el mar como testigo desde el primer momento.
Un día celestialmente planificado
También esto se escuchó en los votos, y es que Carolina cree en los astros, en los números y en las señales. Y para ella, no había otra fecha posible. No era un capricho: era la seguridad que ella veía en las estrellas.
La wedding planner principal de la boda tenía planes personales para ese día, mucho antes de empezar a coordinar la boda. Pero cuando entendimos lo importante que era para ellos, supimos que teníamos que ajustarnos. Porque hay días que no se eligen por azar, y este estaba escrito.
Así empezamos a organizar esta boda: con una certeza que atravesó agendas, horarios y prioridades.
De la amistad al amor
Estos novios se conocieron estudiando medicina. Compartieron años de clases, guardias, cafés, conversaciones y risas. Durante mucho tiempo, fueron simplemente amigos. De esos que están en todo. De esos que no fallan.
Tuvieron otras parejas, otros caminos, hasta que un día entendieron lo que ya estaba ahí: que se amaban.
Y es que no hay mejor suerte que casarse con tu mejor amigo.
Lo suyo no fue un flechazo, fue una certeza que creció con el tiempo. Una historia que había empezado hacía años, y que tenía que sellarse frente al mar. Ese mar que tanto significaba para ellos.
Una boda bohemia, chic y frente al mar
Caro es bohemia, pero con ese toque chic y refinado que lo transforma todo. Y su boda en la playa no podía ser distinta.
La ceremonia fue sobria y elegante, con un altar enmarcado por estructuras de bambú que se sucedían en forma de triángulo frente al mar y con unas flores delicadas y bien elegidas.
Para la fiesta, el ambiente se volvió aún más relajado y bohemio: lámparas de fibras naturales, muebles antiguos, cojines en la arena, textiles suaves y guirnaldas de luces formaron pequeños espacios para conversar, reír o simplemente ver cómo caía la tarde.
El mobiliario vintage, los detalles rústicos y la vegetación del entorno se integraron con naturalidad, dando como resultado una celebración tan estética como acogedora. Casi como estar en casa.
Tarará: Un lugar tan hermoso como desafiante
Tarará no es una playa cualquiera, y esta zona dentro del complejo tampoco fue escogida al azar.
Casi secreta, con formaciones de piedra y piscinas naturales, el lugar tiene una belleza serena y salvaje que enamora… y complica todo.
Trabajar allí implicó montar cocinas sobre la arena, organizar traslados desde más de cien metros de distancia y repensar cada detalle logístico. Pero la vista, el entorno y la conexión con ese lugar hacían que valiera la pena cada esfuerzo.
No era el camino fácil, pero no hay dudas: esta fue una boda en Tarará que marcó la diferencia.
Gastronomía de alto nivel, incluso en la arena
El formato fue cóctel, pero con un nivel a la altura de los mejores eventos.
El menú estuvo a cargo de Iván Chefs Justo, uno de los restaurantes más reconocidos de Cuba, y cada platillo fue pensado para sorprender, incluso fuera de un salón convencional.
La logística fue todo un reto: buscamos la casa más cercana para apoyar la producción y montamos cocinas directamente sobre la arena, ocultas tras paredes de madera diseñadas para integrarse con el entorno.
Cada plato se terminó en el momento justo, en plena playa, gracias a un equipo coordinado al milímetro. Una apuesta ambiciosa que funcionó a la perfección.
Frente al mar, con la emoción a flor de piel
La ceremonia fue justo como ellos la imaginaron: íntima, sobria y con el mar de fondo.
El altar, formado por triángulos de bambú, enmarcaba no solo el paisaje, sino también la intensidad del momento.
No hubo discursos eternos ni protocolos forzados. Solo miradas, palabras que venían de muy adentro y esa mezcla de nervio y certeza que se respira cuando algo importante está ocurriendo.
El viento, la luz, el mar… todo parecía alineado. Como si también el universo hubiera aceptado la invitación.
Una fiesta que se vivió al máximo
La ceremonia terminó y enseguida arrancó la fiesta. Antes de que cayera el sol, la pista ya estaba llena.
Hubo orquesta, hubo DJ, y unos novios que bailaron como si el tiempo se hubiese detenido.
Porque esta era su sueño: una boda en la playa, su gente, su momento.
Y esa energía que capturaron las fotos y el vídeo no es otra cosa que felicidad compartida.
No nos cansamos de decirlo: la música en vivo puede hacer toda la diferencia—sobre todo cuando los novios entienden que su lugar está en la pista, disfrutando su boda al máximo.

Proveedores:
Coordinación, Decoración y Flores:
Aire de Fiesta
Fotos:
Estudio Aires Bodas
Lugar:
Playa de Tarará
Catering:
Maquillaje:
Michel Rego



El brindis de ellos empezó con ron
Nada más cubano, nada más auténtico. Con esta botella de ron comenzó el brindis entre él y su corte, y también el tono relajado y festivo de toda la celebración




Lista para vivirlo todo
Ya vestida, con el mar de fondo y esa energía que solo tienen los minutos previos. Así estaba: radiante, serena, y a punto de salir.




Un brindis antes de salir
Entre chupitos de tequila con sus amigas y las primeras fotos con sus padres, ella vivió este rato como debía: riéndose, emocionándose y cargándose de todo lo bueno antes de salir hacia la ceremonia.



Un altar complejo frente al mar
Lo que parece sencillo y natural en este montaje es solo apariencia. Levantar una estructura así requiere técnica y precisión.
Las flores, exquisitas, y cada línea del diseño, pensada para que la belleza fuera sutil, sin dejar de impresionar.







Salida de la ceremonia con arroz y la mejor playa de fondo
Una imagen que muestra el cierre de la ceremonia: arroz al aire, alegría sentida y la playa de Tarará como telón de fondo.



Fotos divertidas después del “sí”
Con la ceremonia ya detrás y el mar todavía brillando al fondo, este fue el momento para relajarse, reír y celebrar entre amigos.




Detalles que hablaban por sí solos
Fibras naturales, muebles antiguos, arreglos florales y luz cálida en cada rincón. Una decoración bohemia, rústica y chic, pensada para sentirse como en casa.




Así empezó la fiesta
Antes de la orquesta, fue el DJ quien marcó el ritmo. La pista se llenó temprano, y desde ese momento, no volvió a quedarse en silencio.








¿Te imaginas vivirlo en un minuto?
Dale play al video resumen y revívelo con nosotros: la emoción, la música, la energía y ese entorno que hizo única esta boda en la playa de Tarará.
1 comentarios en “Carolina y Codi, boda de playa en Tarará”
Ahí me quisiera casar. Me encanta Tarará y esta boda es de mis preferidas.