
Elena y Evgeni
Una boda de destino cubana que se vivió bailando
Para celebrar su décimo aniversario de matrimonio, Evgeny y Elena eligieron La Habana como el lugar donde renovar sus votos. Acompañados por un grupo de amigos que viajó desde Rusia, vivieron una experiencia inolvidable: una boda de destino en cubana, llena de ritmo, historia y emoción.
Caja en blanco
Una ceremonia con historia, flores y ritmo desde el inicio
Elena y Evgeny llegaron juntos en un carro clásico, marcando desde el primer momento el tono festivo de esta boda de destino cubana. Su entrada fue una declaración de alegría: ella con un vestido vaporoso inspirado en una bailarina, él con una camisa tropical llena de color y movimiento. Desde la llegada, todo anunciaba que esta sería una celebración vivida con el cuerpo y con el alma.
La ceremonia se celebró en los portales del Palacio del Segundo Cabo, un edificio histórico de la Plaza de Armas. Bajo sus columnas centenarias, un saxofonista interpretaba música en vivo, envolviendo el ambiente en una mezcla de elegancia, emoción y ritmo caribeño.
La decoración apostó por flores muy coloridas, en perfecta sintonía con el espíritu vibrante de la pareja. Todo, desde el vestuario hasta los arreglos florales, hablaba de una celebración hecha a su medida.
Del brindis a la conga, sin dejar de bailar
Tras la ceremonia, los invitados disfrutaron de cócteles tropicales y champán en el patio interior del Palacio. Fue un momento distendido, ideal para brindar, conversar y tomar las fotos de grupo.
Pero la calma duró poco: al salir del Palacio, los esperaba una conga cubana con zanqueros, metales y tambores. Esta agrupación tradicional —típica de los carnavales en Cuba— fue la encargada de liderar el recorrido callejero, convirtiendo las calles adoquinadas de La Habana Vieja en una fiesta espontánea. Al ritmo de los coros, los pasos de baile y la percusión afrocubana, hicieron paradas en lugares icónicos como la Plaza de la Catedral.
Desde el saxofón en la ceremonia hasta la comparsa en la calle, esta boda de destino cubana tuvo música en vivo en todos sus momentos. Y es probable que nadie haya bailado tanto por las calles de La Habana como Elena: radiante, ligera, imparable.
La Guarida: terraza, cena y más música en vivo
Después del recorrido por La Habana Vieja, una caravana de carros clásicos descapotables los esperaba para continuar la celebración. El trayecto por el Malecón fue uno de los momentos más épicos del día: todos los autos en fila, el mar de un lado, la ciudad del otro, y los invitados saludando al aire libre, entre risas, música y viento en el rostro. Las fotos de ese instante lo dicen todo.
La llegada a La Guarida, uno de los restaurantes más emblemáticos de La Habana, marcó el inicio de la noche. En su espectacular terraza, los esperaba un grupo de música tradicional cubana para acompañar una cena al aire libre, íntima y animada.
Y por si fuera poco, las amigas de Elena sorprendieron con un cierre inolvidable: se vistieron de congueras, cada una con un color vibrante, y se sumaron a la pista con una energía que contagió a todos.
Boda de destino cubana: ritmo, color y emoción
Evgeny y Elena nos recordaron que una boda de destino cubana no es solo una ceremonia simbólica. Es una experiencia completa: historia, ritmo, color y música en vivo desde el primer momento hasta el último baile.
Cuando se celebra rodeados de personas que viajan desde lejos solo para compartir el amor, cada momento cobra más sentido. Y si además se hace bailando por las calles de La Habana, en un carro descapotable por el Malecón y con la ciudad como escenario, el recuerdo se vuelve inolvidable.

Proveedores:
Coordinación, Decoración y Flores:
Floristería:
Fotos:
Ivan Botello
MUA:
Michel Rego
Ceremonia:
Palacio del Segundo Cabo.
Recepción:
La Guarida




Llegada al Palacio: inicio de una celebración con ritmo
Elena y Evgeny llegaron juntos en un carro clásico descapotable. En la imagen, él la ayuda a bajar con una sonrisa cómplice y esa actitud festiva que marcó todo el día. Así comenzó esta boda de destino cubana: con elegancia, color y la promesa de no dejar de bailar.





















Entre tambores y colores: la fiesta tomó la calle
Rodeada de zanqueros, Elena bailaba como si La Habana entera celebrara con ellos su boda de destino cubana. A su alrededor, amigos e invitados seguían el ritmo de la conga cubana. Una escena llena de color, movimiento y alegría, donde cada paso era parte de la celebración.







Un discurso desde el corazón
El novio emocionó a todos con su discurso desde la mesa presidencial, decorada con un impresionante arreglo tropical que capturaba la esencia del evento.






Color, ritmo y complicidad
Si por un momento pensaste que eran las bailarinas de Tropicana… esas vienen luego. Las amigas de Elena sorprendieron con faldas de bailarinas de conga y mucho ritmo, sumándose a la fiesta con tanta energía como estilo.




COMPARTE ESTE MOMENTO