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Pareja de novios posando con el Hotel Nacional al fondo, ramo centrado en la imagen

Mara y Brett

Casarse en el Hotel Nacional de Cuba 

Estos novios no eligieron este lugar al azar. Casarse en el Hotel Nacional de Cuba fue una forma de volver a un espacio que forma parte de la historia personal de ella. Mara  no es cubana, sin embargo, vivió su infancia en este icónico hotel habanero y quiso compartir ese vínculo con quienes los acompañaron en una boda de destino elegante, tropical y profundamente conectada con Cuba.

Pareja de novios posando con el Hotel Nacional al fondo, ramo centrado en la imagen

Proveedores:

Coordinación, Diseño y Decoración :

Aire de Fiesta

Fotos:

Estudio Aires 

Flores:

Islaflor

Maquillaje y Peinado:

Michel Rego

Lugar:

Hotel Nacional

Novia preparándose con ramo tropical de colores cálidos antes de la boda en el Hotel Nacional

El bouquet perfecto para ella

A Mara le encantó desde el primer momento: en efecto era un bouquet inmenso, tropical y colorido, perfecto para ella y para el estilo de la boda.

Ya lista la novia posa apoyada en un carro antiguo azul , preparativos de boda.

Tonos que conectan todo

Fue una boda tropical, en tonos rojizos. Sin embargo, el azul también tuvo su lugar. Escoger el auto azul fue su manera de usar el azul como color secundario y conectarlo con el mar como parte del simbolismo que Mara quiso llevar a cada detalle.

Novio escribiendo en una mesa durante los preparativos de boda en La Habana.
Novio de pie con traje azul, lidurante los preparativos de boda en La Habana.

Brett y su corte tropical llegando al Hotel Nacional

Además de brindar, con sombreros típicos y looks caribeños, protagonizaron imágenes llenas de color y buen humor en los jardines, antes de la ceremonia.

El encanto de los más pequeños

Siempre hay un momento en que los niños se roban todas las miradas. Las niñas de la corte de Mara y Brett abrieron paso a la ceremonia con ternura, risas y ese desorden encantador que solo ellos pueden lograr.

Ritual cubano con detalle personal

En el cóctel, mientras todos bebían un ron cubano, un torcedor de tabaco mostró en vivo el arte de cortar, torcer y encender puros al modo tradicional. Las cajas de fósforos, personalizadas con postales antiguas de Cuba, sumaban un detalle visual que conectaba con el simbolismo de la boda.

Un recorrido por el Hotel Nacional

Al terminar la ceremonia, Mara y Brett posaron en distintos rincones del Hotel Nacional. Cada espacio evocaba algo: historia, arquitectura, pasado compartido. No fue solo una sesión de fotos, fue una forma de caminar por un lugar que había sido parte de la infancia de ella… y ahora también de su historia juntos.

Tropical, cálido y muy elegante

Bajo un techo con lámparas colgantes y follaje, las mesas redondas se llenaron de arreglos tropicales bajos. Cada centro de mesa fue resaltado con iluminación direccional desde el techo, creando un efecto cálido y sofisticado en todo el salón.

El momento de ver cómo quedó

Querían una boda tropical, pero no imaginaron el impacto que tendría el salón con el techo decorado. Entraron y amaron el resultado: el  ambiente superaba todo lo que esperaban.

Diseño de una mesa protagonista

Del mismo modo, trabajamos la mesa presidencial con una instalación de lámparas y un arreglo floral colgante bajaban hasta casi rozar la mesa. El fondo de madera, con las letras de sus nombres cerrando el espacio, marcó el primer plano. Al nivel del piso, un gran frente cubierto completamente de flores tropicales terminaba de completar esta escena trabajada en capas, exuberante y visualmente potente.

Un pastel azul para hablar del mar

Si bien el resto de la decoración fue tropical, el pastel siguió otro lenguaje. Azul y con temática de playa, fue un guiño personal a las playas cubanas que marcaron la infancia de Mara. Ese mismo gesto se repitió en los trajes del cortejo y en el look del novio, haciendo que el momento del corte de pastel cerrara con coherencia y significado.

Un primer baile con el lujo del son cubano

Para el primer baile, bailar con el Septeto Santiaguero fue más que un momento simbólico: fue un lujo. Tener una orquesta ganadora del Grammy marcando el ritmo no solo elevó la experiencia, sino que hizo sentir a todos que estaban viviendo algo irrepetible. Música viva, tradición cubana y una emoción que se compartió desde el primer acorde.

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Otras formas de casarse en el Hotel Nacional 

El Salón 1930 del Hotel Nacional parece un reto a primera vista: su techo es alto, oscuro y sin elementos decorativos fijos. Pero justo ahí está su mayor fortaleza. Es un espacio tipo carpa que permite colgar, iluminar y rediseñar por completo, adaptándose a estilos muy distintos.

Desde montajes tropicales exuberantes hasta bodas clásicas o contemporáneas, lo hemos reinventado de formas muy distintas, cada una pensada para reflejar la historia y el estilo de cada pareja.

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Así organizamos la boda en La Habana de Susana y Julio, con ceremonia en los jardines del Hotel Nacional y recepción en la elegante Sala 1930.

Osmany Juantorena y Glenda Sosa celebraron su boda en el Hotel Nacional con un ambiente elegante, íntimo y a la altura de su historia.

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