

Convención Iberostar-Cuba
Evento Empresarial en Varadero
La convención anual de Iberostar Cuba reunió a sus principales directivos en el Iberostar Selection Varadero. Durante el día, el programa combinó sesiones de trabajo con dinámicas de integración: una excursión por el río, actividades sostenibles y ejercicios de team building que reforzaron la visión de equipo y la proyección de la compañía hacia los próximos años. Por la noche, estuvimos a cargo de las celebraciones, diseñando dos experiencias muy distintas que marcaron el ritmo social de este evento empresarial en Varadero.
Caja en blanco
Una boda en el Hotel Nacional marcada por sus raíces
Para Mara, casarse en el Hotel Nacional no fue una elección cualquiera: fue volver al lugar donde vivió su infancia junto a su madre, corresponsal de prensa. Aunque no es cubana, no lo supimos hasta bien avanzado el proceso de coordinación —todos pensábamos que lo era. De hecho después de verla bailar en la boda… todavía tenemos dudas.
Este hotel y Cuba forman parte de su historia, y Brett la acompañó en esa decisión cargada de memoria. Juntos ofrecieron a sus invitados una celebración distinta, en uno de los espacios más emblemáticos de La Habana.
Preparativos con vista al Malecón
Mara se preparó en un lugar con vistas directas al Malecón habanero, el mismo que sería testigo de su ceremonia solo unas horas después. Compartió la mañana con sus damas de honor entre risas, copas y fotos espontáneas en el balcón.
Del mismo modo, Brett vivió sus preparativos con calma, rodeado de su corte, en un ambiente distendido que también reflejaba la emoción del día. Todo fue natural, íntimo y alegre: unos preparativos relajados, pero con ese entusiasmo único que tiene el día de la boda cuando ya empieza a sentirse real.
Decoración tropical exuberante
La boda de Mara y Brett apostó por una decoración tropical elegante, envolvente y muy conectada con el carácter del Hotel Nacional.
La ceremonia se diseñó para integrarse con el entorno: a nivel de piso, sin estructuras que bloquearan la vista abierta al mar. Vegetación tropical y flores en tonos intensos enmarcaron el momento sin restarle protagonismo al paisaje.
Después, el seating chart marcó el tono de la celebración desde el jardín. Sobre una estructura de madera, rodeado de una puesta floral tropical de gran formato, se convirtió en una pieza protagonista, pensada para recibir a los invitados con la misma fuerza estética del evento.
Fue en el salón donde la intervención decorativa resultó más determinante. El techo, muy alto y oscuro, podía hacer que el espacio se sintiera vacío. Al principio, los novios no estaban del todo convencidos de intervenirlo, pero confiaron en nuestra propuesta y aceptaron trabajar esa área.
Diseñamos una instalación aérea con grandes hojas tropicales y lámparas tejidas, que bajaban visualmente el espacio y creaban una atmósfera más íntima y cálida. También se iluminó cada centro de mesa desde el techo, resaltando el color de las flores. El resultado fue justo lo que se necesitaba: el salón se transformó como si la vegetación descendiera del techo y tomara forma propia.
Uno de los puntos más impactantes fue el área de los novios. Detrás de la mesa se montó una pared de madera con sus iniciales, rodeada de vegetación y luces cálidas que bajaban del techo. En esa zona, la decoración aérea se trabajó con un volumen notable de flores, lo que convirtió ese espacio en un foco visual clave dentro de la boda.
Un pastel de bodas con sabor a mar
Si bien la decoración general apostó por un estilo tropical exuberante, el pastel tuvo un lenguaje propio. Azul y con detalles inspirados en la playa, fue un guiño directo a las costas cubanas que marcaron la infancia de Mara.
Y no fue casualidad: el carro antiguo, el traje azul de Brett y la corte de Mara, vestida en diferentes tonos del mismo color, reforzaban el uso del azul como un guiño simbólico, integrado con naturalidad al estilo tropical, aunque no fuera el tono principal de la boda. No se trataba de seguir al pie de la letra una estética, sino de sumar elementos que hablaran de su historia, de su vínculo con el mar y de esa Cuba que Mara lleva dentro.
Maridaje de ron y puros: un momento muy cubano
Durante el cóctel, uno de los momentos más especiales fue la experiencia de maridaje con ron y puros cubanos. Integrar símbolos de la cultura cubana era tan importante para ellos como casarse en el Hotel Nacional. Para la novia, esta parte tenía un valor muy personal: era otra forma de compartir parte de Cuba íntima con los invitados que llegaron de lejos. Una pausa donde los aromas y sabores hicieron de puente entre culturas.
La experiencia musical fue inolvidable
Para cerrar la noche, El Septeto Santiaguero —una de las agrupaciones más reconocidas de la música tradicional cubana— llevó la celebración a otro nivel.
De hecho poder contar con una orquesta de ese prestigio fue un verdadero lujo para los invitados internacionales. Con dos premios Grammy Latinos y una presencia arrolladora, su música no solo animó la fiesta: conectó a todos con la esencia cultural de la isla y cerró el día con una energía inolvidable.

Proveedores:
Diseño y Decoración :
Aire de Fiesta
Fotos:
Maiquel García
Flores:
Lugar:
Noche de bienvenida: elegancia en verde esmeralda
La primera noche se celebró alrededor de la piscina del hotel. El montaje tomó como eje el verde esmeralda, color corporativo de la marca, presente en mantelería, flores y detalles decorativos.
La iluminación, el mobiliario transparente y las velas en mesa crearon un ambiente elegante y funcional para la cena de bienvenida, que reunió a todo el equipo en un espacio formal pero cercano. La música en vivo acompañó la ve








Fiesta bohemia en la playa: el mejor cierre para un evento empresarial en Varadero
La noche final rompió con lo que suele ser un encuentro corporativo. Diseñamos una fiesta en la arena con estética bohemia: fibras naturales, luces cálidas y una atmósfera pensada para disfrutar frente al mar con frescura y cercanía.
La propuesta visual se trabajó en altura: tipis de bambú, guirnaldas de luz cálida y lámparas de fibras naturales que definieron el espacio. Los arreglos colgantes de pampas y flores blancas aportaron volumen sin ocupar las mesas, que quedaron despejadas para la experiencia gastronómica.



Detalles de la decoración bohemia
Como complemento, un bar de playa en forma de tipi y con frente de bambú reforzó el concepto natural y coherente de toda la escenografía.





Experiencia gastronómica interactiva
Las mesas se convirtieron en escenario de participación. Un anfitrión en cada una guiaba la dinámica culinaria y acompañaba al equipo durante el recorrido de platos.
El momento más esperado llegó con el show de postres: esferas de cacao abiertas con nitrógeno líquido y “dessert art” terminado sobre la mesa.
Fue una experiencia participativa que reforzó la dinámica de grupo y mostró cómo en Varadero un evento empresarial puede sorprender con propuestas creativas y cercanas.


La energía de la noche
Tras la cena, el ambiente cambió de ritmo. La escenografía bohemia siguió enmarcando la velada mientras el equipo se lanzó a bailar y compartir en un clima relajado, sin protocolos.
Uno de los momentos más distintivos fue la experiencia de habanos y coctelería, que aportó un guiño muy cubano a la noche. Entre humo de puros, tragos de autor y música en vivo, la celebración reforzó el espíritu de unidad que había marcado toda la convención.
Para nosotros fue un verdadero placer diseñar esta experiencia junto a Iberostar Cuba y que cuenten con nosotros para cada evento. Una marca que confía en propuestas diferentes y que convierte cada encuentro en una oportunidad para estrechar lazos, tanto entre clientes como dentro de su propio equipo.



