Los novios deseaban una ceremonia y recepción que se integraran a la naturaleza, y ese fue el motivo que guió a nuestro equipo de trabajo en todo el proceso de creación, desde el lugar exacto donde debía realizarse la ceremonia, hasta el diseño y producción de un arco de bodas que pudiese colmar las expectativas de la pareja. También fueron creadas sillas blancas de madera y corazones confeccionados a partir de fibras naturales provenientes de los árboles de la propia locación.
Para la recepción, arreglos altos y lujosos, trabajados en tonos violáceos y azules en combinación con la mantelería y como parte de la paleta de color de toda la boda. Ramilletes de lavanda como servilleteros, mini-bolsas con granos de café, una tablilla serigrafiada con la imagen de la boda en sustitución del plato de presentación y miles de detalles cautivantes contribuyeron al ambiente mágico logrado.
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Carlos y Charlotte llegaron a nuestro equipo cerca de seis meses antes de la fecha marcada para la celebración de su matrimonio. Luego de numerosos intercambios y búsquedas, la locación seleccionada con el apoyo y gestión del Ballet Nacional de Cuba fue el palacete conocido como La Mansión, una casona construida en 1930, con extensas áreas exteriores rodeadas de vegetación, que fue el deleite de todos los invitados a la ceremonia y recepción posterior. Realmente una pareja encantadora con la que disfrutó trabajar nuestro equipo de principio a fin en cada pequeño detalle organizativo. Planos, diseños, producciones y mucha creatividad marcaron esta ceremonia de unión, sin dudas un hito en el trabajo de Aire de Fiesta.